Manglares y gente/Mangroves & People

Colombia, es el tercer país de América con más hectáreas de manglar después de Brasil y México. Estos bosques se encuentran en la franja costera, la mayoría en el Pacífico, área continental bañada por numerosos ríos y con una de las mayores pluviosidades del mundo. Es por esto que en la costa Pacífica colombiana pueden encontrarse unos de los bosques más maduros de la región, con árboles de más de 30 metros de altura.

La valoración de los beneficios ecosistémicos, sociales y económicos del manglar históricamente no ha tenido la prioridad requerida, y ello se ha traducido en una pérdida considerable de su presencia en el mundo: entre 1980 y 2005, su cobertura se redujo en un 20 por ciento, es decir, un área equivalente a las 3.6 millones de hectáreas (según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)).

De modo que un estudio de Talking Oceans, se dedicó a explorar la relación histórica entre los habitantes de Latinoamérica y los manglares desde tiempos precolombinos, determinar cuánta cobertura de manglar se ha perdido, y cómo han evolucionado las legislaciones relacionadas a estos bosques. Nuestro estudio, publicado en la revista internacional, Forest Ecology and Management  determinó que por más de 400 años el uso colonial y republicano de la madera del manglar fue dominado por un claro interés de máxima explotación con fines comerciales, lo que llevó a su deforestación. Solo hasta 1999 surgió una primera estimación de que algunos países latinoamericanos habían perdido hasta un 40 por ciento de su área de manglar. En Colombia, la industria de taninos llevó a la tala indiscriminada del manglar entre los años 60 y 70. Décadas atrás, se utilizó para postes telegráficos y para ferrocarril. Solo hasta 1991, el Inderena suspendió la extracción de madera de manglar a escala industrial.

Nuestro estudio encuentra que el área de bosques de manglar en el Pacífico Oriental Tropical ha disminuido desde que se empezaron a tomar datos de cobertura en 1960. Desde dicha fecha hasta 2011, Panamá ha perdido 68.2%, seguido por Ecuador (62%), Colombia (57%) y Costa Rica (40%). Dichas estimaciones tienen limitaciones dada la alta variabilidad de los estimativos históricos de área, pero ofrecen una idea de la tendencia general de reducción. En la actualidad, las principales amenazas que acechan a estos ecosistemas son la agricultura, el desarrollo costero, la acuacultura por camarón, la ganadería y la agricultura. 

Poco a poco los países Latinoamericanos están valorando la importancia de los servicios ecosistémicos que prestan los manglares y esto se ilustra en la implementación de leyes que promueven la protección y conservación de estos bosques y su fauna asociada.    Nuestra investigación fue portada de la revista del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), la cual se puede encontrar en este vínculo.

A new publication out in Forest Ecology & Management tracks the decline of mangrove forests in the Tropical Eastern Pacific, since records began, and highlights the variation in amounts of deforestation estimated by different techniques. This paper also made the front page of the Smithsonian Tropical Research Institute’s (STRI) newsletter for May, which you can read in full here: STRINews_May_2016

This publication forms part of the work Talking Oceans is carrying out throughout the Tropical Eastern Pacific discovering the value of mangrove forests and surrounding coastal waters to local fisher livelihoods and fish populations.